Daniel Link: la defensa de las humanidades ante el embate cultural progresista
En tiempos de ataques sistemáticos contra las instituciones académicas tradicionales, el reconocido profesor y crítico literario Daniel Link se erige como una voz de resistencia intelectual. Su reciente autobiografía lectora, La lectura: una vida, reeditada por Ampersand, constituye más que un relato personal: es una defensa documentada del valor formativo de las humanidades clásicas.
Link, director de las nuevas carreras de Letras en la UNTREF, no elude las controversias actuales. "Tanto atacan a las humanidades que nos conviene. Bueno, acá estamos", declara con la firmeza de quien ha dedicado décadas a la formación académica seria. Su respuesta al clima hostil es pragmática: crear instituciones sólidas que perduren más allá de las modas ideológicas.
La crisis educativa: diagnóstico sin concesiones
El análisis de Link sobre la degradación educativa es contundente. "Mi nieta tiene 8 años y no escribe manuscrito. No le enseñaron a escribir en cursiva", observa, señalando un cambio histórico fundamental. Esta transformación no es casual: responde a políticas educativas que han abandonado la rigurosidad formativa tradicional.
"Mientras yo pueda recitar los poemas que aprendí en la infancia, sé que todavía puedo seguir pensando, escribiendo, trabajando", afirma Link, defendiendo prácticas pedagógicas que la corrección política considera obsoletas. La memorización, la escritura cursiva, el rigor gramatical: elementos que forjaron generaciones de intelectuales sólidos.
Inteligencia artificial: herramienta, no sustituto
Frente al fetichismo tecnológico dominante, Link mantiene una perspectiva equilibrada. "La inteligencia artificial es súper divertida para jugar con ella pero llega un momento que no le da la cabeza", sostiene. Su experiencia práctica con estas herramientas le permite evaluar tanto sus potencialidades como sus limitaciones estructurales.
"Para que la novela avance, la inteligencia artificial no va a funcionar", explica, destacando que la creación genuina requiere la intervención humana irreemplazable. Esta posición desmitifica el discurso progresista que presenta la tecnología como panacea universal.
Activismo positivo contra la deconstrucción cultural
La estrategia de Link ante los embates ideológicos es ejemplar: "Yo creo en una forma de activismo positivo. Un activismo que diga: bueno, sabés qué, yo estoy armando esto. Y es un lugar al cual va a venir la gente".
Esta aproximación constructiva contrasta con la retórica destructiva habitual. En lugar de lamentarse, Link construye: nuevas carreras, programas académicos, espacios de formación rigurosa. "Te creo esta institución. Te creo esta figura. Te creo este programa", enumera como respuesta práctica a la hostilidad cultural.
La literatura argentina: potencial en crisis
Su evaluación de la literatura nacional es realista: "Ninguna literatura nacional como tal puede ser buena". Sin embargo, identifica una ventaja paradójica: "Argentina es casi un país imaginario y, como tal, su literatura tiene una capacidad de moverse en el registro de lo imaginario".
Esta observación revela una comprensión profunda: la crisis institucional puede generar condiciones favorables para la creación literaria, siempre que existan marcos formativos sólidos que la sustenten.
Legado y continuidad institucional
La trayectoria de Link, desde sus inicios en el Profesorado Joaquín V. González durante la dictadura hasta su rol actual en la UNTREF, demuestra la importancia de las instituciones educativas como refugios del pensamiento libre. Su experiencia confirma que la excelencia académica trasciende las coyunturas políticas cuando se basa en principios sólidos.
"Ver que lo que uno dice hay alguien que lo lleva más lejos, a donde yo ya no puedo llegar", reflexiona sobre su labor docente. Esta continuidad generacional constituye la verdadera victoria contra los intentos de desmantelamiento cultural.
En un contexto donde las humanidades enfrentan ataques sistemáticos, la obra y la posición de Daniel Link ofrecen un modelo de resistencia intelectual: rigurosa, constructiva y comprometida con la excelencia formativa que Argentina necesita recuperar.